De pizarra a la Champions

25.03.2014 02:01

IÑIGO SANZ (BILBAO).- Otro pasito más para alcanzar el cotizado objetivo. El Athletic logró un importante triunfo ante un voluntarioso Getafe (1-0) que no pudo más que llegar vivo a los minutos finales e intentar aprovechar sus contadas ocasiones a balón parado. Como viene siendo habitual, los de Ernesto Valverde saltaron al césped dispuesos a cerrar la victoria con prontitud. Presión adelantada, verticalidad salvaje y ritmo vertiginoso fueron las cartas a jugar por los locales que no tardaron demasiado en poner en aprietos al meta Codina. La baja de Aduriz, notoria, fue suplida con nota por el joven Guillermo que deja matices de gran delantero con sus constantes movimientos a la espalda de los defensas. Sin embargo, las carencias de mordiente del Athletic se vieron reflejadas con la ausencia de su delantero titular. Con el Getafe atrincherado, tuvo que ser a balón parado el modo de abrir el melón madrileño. El encargado de ejecutar la jugada de estrategia fue Markel Susaeta que de libre indirecto lejano marcó un soberbio golazo ante el que nada pudo hacer el guardameta azulón. Poco antes del descanso, los leones disfrutaron de una nueva opción para poner tierra de por medio al aprovecharse de una mala salida de Codina que finalizó con un lejano disparo que lamió el poste.

Sin demasiada brillantez continuó el partido tras el descanso. El Athletic no lograba encontrarse ni finalizar las pocas ocasiones de gol para alcanzar la tranquilidad y aunque el Getafe intentó proponer más, lo cierto es que se mostró manso y poco peligroso. Con el partido abierto hasta el final, Ciprian desaprovechó una ocasión de oro al quedarse mano a mano con Iraizoz. Poco después, los hombres de Contra reclamaron un posible penalti por manos de Iturraspe. En el bando rojiblanco, Toquero dispuso de la mejor opción de gol. El delantero tiró de delicatessen e intentó una vaselina que a punto estuvo de convertirse en la jugada del partido. Tres puntos de oro en una semana crucial en la que se disputan tres partidos vitales. 

Por Iñigo Sanz.