El Athletic que queremos
Los leones se meten en las semis de Copa en un partido en el que debió sufrir menos
IÑIGO SANZ (BILBAO).- El Athletic vuelve a situarse a las puertas de una final copera. No eligieron mal día los pupilos de Ernesto Valverde para realizar el partido más completo de la temporada. Aunque con excesiva e innecesaria emoción en los minutos finales, el Athletic logró el pase a las semifinales pasando por encima de un rival al que sólo le salvó la soberbia actuación de su portero.
Fue una cuestión de actitud y de hambre. Las ganas de demostrar que el equipo no está muerto fueron la tónica general de un partido dominado sin paliativos por el conjunto bilbaíno. Desde el pitido inicial, la presión de todas las líneas de los locales permitieron asfixiar al Málaga, un equipo incapaz de trenzar una sola jugada durante todo el choque y destinado a jugarse sus aspiraciones en una jugada aislada.
Quiso Valverde mantener el olfato goleador de San José situándolo en la medular. Como acompañante, el técnico sorprendió apostando por Beñat el que, por fin en su sitio, brilló en un partido redondo que San Mamés agradeció tras su sustitución. Gracias a la presión que obligaba al Málaga a perder el balón con suma facilidad, las ocasiones no tardaron en aparecer. Sin embargo, Otxoa hizo recordar su papel en el Mundial de Brasil realizando dos paradas espectaculares y a bocajarro cuando la grada ya celebraba los tantos.
No tuvieron que esperar demasiado los rojiblancos para celebrar el ansiado y merecido tanto. Corría el minuto 48 cuando una contra magistralmente elaborada por el Athletic finalizó con el balón en las redes del rival. Beñat fue el encargado de dirigirlo hasta escasos metros del área cuando habilitó a Susaeta para que éste, en un alarde de cabeza fría, sirviese el balón en bandeja para que Aritz Aduriz, con una pizca de suspense, sembrase la euforia en La Catedral.
La situación era idéntica. Un gol de los malacitanos eliminaba a los leones. Por ello lo más inteligente que pudo hacer el Athletic fue no amilanarse y continuar por el mismo sendero. Presionando con agresividad, en un alarde físico importante, Valverde fue introduciendo oxígeno para contrarrestar la obligada estirada del Málaga. No tuvo más remedio el conjunto rojiblanco que ceder metros ante el empuje foráneo, que si bien no encontró forma de crear ocasiones claras, subía las pulsaciones de los presentes con los balones colgados y los constantes rechaces.
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