La Champions vuelve a rugir

29.08.2014 16:43

IÑIGO SANZ (BILBAO).- El león volverá a rugir en Champions. Ni los nervios, ni la pesada losa que supone llevar 16 años sin disputar la máxima competición continental, ni un rival hecho a la carta y a golpe de chequera, pudieron con la ilusión. La ilusión de un vestuario. La ilusión de un club. La ilusión de un pueblo que casi dos décadas después verá como el Athletic vuelve a representarle a lo largo y ancho del viejo continente. Los rojiblancos llegaban al decisivo envite con la mínima ventaja que suponía el 1-1 cosechado en el temible San Paoli y como no podía ser de otro modo, los de Valverde decidieron dar la ya típica pizca de emoción que pone a prueba el ritmo cardiovascular de todo león en las eliminatorias. Hubo remontada, hubo épica y hubo un claro protagonista en el 3-1 final. Aritz Aduriz volvió a erigirse en el dueño de los flashes al marcar los dos primeros tantos que devolvieron el aliento a los allí presentes.

En lo futbolístico, nada nuevo bajo el sol. Misma táctica para un rácano clásico como es Rafa Benitez. El Nápoles se replegó y esperó su oportunidad agazapado. La velocidad de Higuain y Hamsik fueron las bazas a explotar por el conjunto transalpino. Los rojiblancos, por su parte, tampoco variaron su habitual forma de jugar. Los de Valverde pronto se hicieron con el esférico y comenzaron a dominar el juego. Sin mucha profundidad y sin apenas ocasiones, pero con la tranquilidad de jugar con el marcador a favor. Con los arietes napolitanos alejados, sólo tres lanzamientos lejanos de éstos inquietaron a la parroquia bilbaína. Bastante más peligro creó el Athletic a balón parado. Los dos centrales, Laporte y Gurpegi, dispusieron de sendas ocasiones a puerta vacía pero ambos adolecieron falta de instinto depredador para convertirlas.

Tras el descanso, la locura. Un minuto duró la alegría en la casa del pobre. Justo lo que necesitó Hamsik para aprovechar un despeje de Balenziaga al borde del área y batir a Gorka de disparo ajustado. Los nervios y los susurros se adueñaban de un San Mamés engalonado que comenzaba a apretar a sabiendas de la dificultad que suponía remontar. El Athletic continuó entero y Valverde movió ficha dando entrada a Ibai que se encargaría de botar el córner que a posteriori supuso el 1-1. Jugada ensañada, serie de bloqueos en el área y Aduriz solo en el segundo palo ponía las tablas. El partido se convirtió en un correcalles del que sacó partido el más inteligente de la clase: Aduriz. El delantero persiguió con fe un balón casi perdido y robó descaradamente la cartera a Albiol y al meta Rafael que no se pusieron de acuerdo a la hora de despejarlo. Tanto a puerta vacía y a pensar en la sentecia. El golpe decisivo se asestó a un cuarto de hora del final. El nuevo y descarado cachorro, Unai López, asistió a Aduriz que se encontraba en soberano fuera de juego. El guipuzcoano hizo ademán de disputar el esférico pero al percatarse que Ibai entraba en posición correcta se hizo el longui para que el de Indautxu pusiera la guinda a un pastel histórico.

Por Iñigo Sanz Loizaga.


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