LA MADUREZ DEL NOVATO
IÑIGO SANZ (BILBAO).- Cuestión de inteligencia. Cuando no sabes o no puedes ganar, hay que intentar no perder. El Athletic no pudo con el Shakthar. Simplemente. No hay mejor lectura del debut de los leones en la máxima competición europea. Los de Valverde lo intentaron con todo el corazón posible, pero las piernas no estuvieron a la altura ante un rival rocoso, físico y al que se le notó mucho más rodado en lides de embergadura. De los males, el menor. 0-0 y reparto de puntos en un choque igualado pero en el que los rojiblancos no lograron crear prácticamente ocasiones. Si tuvieron varias la ya tradicional recua de futbolistas brasileños del rival. Sin embargo, por enésima vez en lo que va de curso, se encontraron con un incomensurable Gorka Iraizoz que atreviesa, sin ningún género de dudas, por su mejor momento de forma desde que defiende la zamarra bilbaína.
Tuvo mayor peligro el Athletic en el primer periodo. Tras un inicio nervioso, los de Ernesto Valverde fueron haciéndose con el peso del juego. Sorprendió el técnico rojibanco situando de inicio a Ibai en banda izquierda y lo cierto es que, vistas las circunstancias de su banda opuesta, quizás la opción Susaeta hubiese sido más fundamentada. La banda zurda ucraniana compuesta por dos sputniks como Tyson y Azevedo, otorga mucha llegada y profundidad a su equipo en ataque, pero son un coladero defensivo. Tanto espacio a la espalda del lateral, fue aprovechado una y otra vez por De Marcos y Muniain que ganaban la línea de fondo y sin problemas. No supo aprovechar el Athletic la carencia debido a una serie de centros inocentes en los que el interior diestro suele estar más acertado. Una ocasión clara de Mikel Rico al inicio del encuentro y una falta magistralmente botada por Ibai que golpeo en el exterior de la red, fueron las llegadas más claras de un Athletic intenso pero fallón en el último pase. Tampoco se excedió demasiado en ataque el Shakthar, aunque no lo necesitó. La sensación de peligro era constante. La plaga de balas brasileñas hacía temerosa cada contra foránea en un despliegue físico sin parangón.
Tras el obligado parón, el Athletic lo intentó frustradamente. Los visitantes supieron parar el ritmo y jugaron a su antojo sus bazas. El físico rojiblanco fue descendiendo paulatinamente ayudado del insufrible bochorno que se respiraba en la capital. No tuvo más remedio que refrescar el equipo Valverde. Dio entrada a Susaeta para, después, dar la oportunidad a Guillermo y Aketze, que debutaba en el primer equipo. Aunque no desentonaron, fueron unos cambios de circunstancias y con los que difícilmente se puede meter mano a un conjunto acostumbrado a jugar este tipo de partidos. Ibai, lesionado, tuvo que ocupar la posición de nueve para molestar lo menos posible en tareas defensivas. De este modo, el Athletic entendió acertadamente que lo importante era sumar vistas las llegadas de su adversario, mucho más fresco. Gorka salió al paso de las embestidas ucranianas y los leones amarraron su primer punto en un grupo más parejo de lo que muchos consideran.