La vida sigue igual
IÑIGO SANZ.- El Athletic comenzó el curso con derrota. Inmerecida, pero derrota al fin y al cabo. Y es que la vida para los rojiblancos sigue igual. Igual en la propuesta futbolística. Una forma atrevida de ver el fútbol, de apostar por el buen gusto y trato por el balón y de someter constantemente al adversario encerrándole en su campo. Con el único relevo de Beñat por Herrera, Valverde continúa apostando por el bloque que deslumbró la campaña pasada. Por desgracia, no sólo para los leones la vida sigue igual. Para Mateu Lahoz también. Empeñado en hacerse notar en los encuentros de los rojiblancos, al trencilla se le vio en exceso el plumero en la tarde de ayer. No por el hecho de señalar el penalti a favor del Málaga que a posteriori supuso el triunfo local, no. El colegiado no titubeó a la hora de señalar el clamoroso penalti cometido por Iraizoz sobre Roque Santa Cruz e hizo bien. El problema adquirió tintes de trastornos en la recta final del choque. Siete minutos de locura. De despropósitos cuyo único objetivo fue perjudicar al Athletic y cuya actuación habrá que subrayar en fosforito para mostrársela a los eruditos que afirman que el conjunto bilbaíno se ve beneficiado por Villar. Menos mal. Lahoz, tras expulsar justamente a Duda y Antunes, sufrió de incontinencia respiratoria al anular el gol de Gorka Iraizoz. El partido agonizaba y el guardameta rojiblanco subió al ataque para rematar una falta botada por Ibai. El navarro remató cual nueve puro y anotó de soberbio testarazo. Un gol como una catedral que el colegiado anuló simplemente por anular. Alude a un posible fuera de juego de Laporte, mientras que el línea decretó falta. Total, un pitar por pitar grosero y escandaloso. No contento con este pequeño hurto, Lahoz decidió segundos después mirar para otro lado en un derribo soberano de Kameni sobre Aduriz.
Y es que con tanta polémica, y tan descarada, el encuentro paso a un segundo plano. Poco que destacar. Un primer tiempo igualado, aburrido y en la que predominó el trabajo táctico. El Athletic con más dominio territorial gozó de una magnífica ocasión en las botas de Aduriz tras un pase de tiralíneas de Muniain y en la que el portero local salió airoso. Tras esta oportunidad llegó el gol malageño. Gurpegi midió mal un balón largo y su grave error fue aprovechado por Santa Cruz al que no tuvo más remedio que atropelllar Iraizoz. El meta bilbaíno detuvo la pena máxima a Luis Alberto pero el rechace volvió a sus botas para instalar el definitivo 1-0. Con el gol, la escuadra local fue atrincherándose y el Athletic arriesgando para buscar el empate. Esperemos que el próximo miércoles la vida siga igual con lo que ello supone en el nuevo San Mamés.
Por Iñigo Sanz Loizaga