Match ball desperdiciado

19.03.2014 17:07

IÑIGO SANZ.- El Athletic desperdició su primera "match ball" en Castellón. El conjunto de Valverde fue superado en el juego por un Villarreal intenso, físico y raudo pero a tenor de lo vivido en el segundo periodo en el que los locales se quedaron con un hombre menos, el empate se antoja escaso. Si a esa superioridad numérica le añadimos la pena máxima errada por Aduriz en el primer tiempo, apaga y vámonos. Sin embargo, los más optimistas del lugar dan por bueno el empate a 1. La renta con los inmediatos perseguidores se mantiene, más si cabe teniendo en cuenta que ambos deben enfrentarse.

Los de Marcelino demostraron en el primer tiempo que se jugaban la vida en el partido. Con una presión asfixiante, los locales consiguieron que el balón apenas durase en los pies de los leones. Sin lograr poner el esférico en el piso y triangular como los rojiblancos acostumbran, el Villarreal fue haciéndose con el control de la situación. Los castellonense aprovecharon la velocidad de sus puntas y sus extremos para realizar permanentes dos contra uno a los laterales vizcaínos, que se vieron sobrepasados. Sobretodo De Marcos que no pudo defender su flanco con garantías debido al poder combinativo de Cani y a los constantes desmarques en diagonal de los puntas. Sin ocasiones de excesiva claridad, pero la única sensación de peligro llegaba del bando amarillo. Cuando todo parecía encarrilado, el Athletic tuvo una inmejorable ocasión para dar un golpe de autoridad. Gabriel despejó con la mano un córner y recibió su primera amarilla. Aduriz cambió su lado de seguridad en el lanzamiento y Asenjo le leyó las intenciones deteniéndoselo.

La segunda parte comenzó de la peor forma. Primera aproximación del Villarreal y gol. Balenziaga erró gravemente pecando de blando ante un Oliver que le ganó, inexplicablemente, en el cuerpo a cuerpo para servir en bandeja el gol a Pina. Media ocasión y 1-0 abajo ante la desproporcionada celebración del técnico Marcelino que debería mirarse su particular "simpatía" hacia el Athletic. Tocaba remar de nuevo y Gabriel quiso colaborar con la causa rojiblanca. En un salto con Aduriz soltó el codo y tuvo que tomar dirección a los vestuarios. El Villarreal no tuvo más remedio que mover ficha, quitar a un delantero y cederle terreno a los bilbainos. No supo jugar en superioridad el equipo de Valverde. Los jugadores se mostraron estáticos, jugando demasiado en horizontal y sin apenas profundidad ni ocasiones. El técnico bilbaíno regaló una oportunidad de oro a Beñat que si bien es cierto que movió con criterio al equipo no lo es menos que apenas le imprimió velocidad. El empate rojiblanco llegó de la única manera posible. Iturraspe, ligeramente escorado a la derecha, sirvió un centro medido al corazón del área que Aduriz aprovechó para poner las tablas definitivas de un soberbio testarazo. 

Por Iñigo Sanz.


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